
🧠 El fluoruro, la guerra invisible y el control de las conciencias
Armas silenciosas para guerras tranquilas
“En el siglo XXI, el dominio no se ejerce con tanques, sino con jeringas, antenas, moléculas y dogmas científicos.”
— Manifiesto por la Soberanía Sanitaria
Vivimos bajo una guerra silenciosa. No se libra con bombas ni ejércitos, sino con químicos, ondas, protocolos y propaganda. Son armas silenciosas para guerras tranquilas. Su blanco es la conciencia humana. Su objetivo, la sumisión de los pueblos sin que estos se den cuenta. Y una de sus armas más insidiosas se disfraza de salud pública: el fluoruro.
🧪 Fluoruro: de residuo industrial a dogma sanitario
El fluoruro es un subproducto tóxico de la industria del aluminio y del fósforo. Su revalorización como “nutriente dental” no fue científica, sino propagandística. A mediados del siglo XX, Edward Bernays, sobrino de Freud y pionero de la manipulación mediática moderna, diseñó una campaña para convencer a la población de que el fluoruro era seguro.
“La gente no cree en hechos. Cree en médicos, en bata blanca.” — Edward Bernays
Así se impuso la fluorización del agua en EE.UU. y luego en el mundo, sin consentimiento informado y sin estudios independientes robustos.
Los efectos documentados incluyen:
- Neurotoxicidad y reducción del coeficiente intelectual.
- Disfunción tiroidea y daño renal.
- Calcificación de la glándula pineal.
- Cáncer óseo y disrupción endocrina.
El fluoruro no es medicina: es una forma de envenenamiento crónico sistemático, legitimado por la ciencia cooptada y el silencio de los gobiernos.
🧠 La glándula pineal: la frontera invisible del alma
La pineal regula los ritmos circadianos, la producción de melatonina y posiblemente el DMT, una molécula vinculada a sueños, visiones y experiencias trascendentes. Para Descartes, era la “sede del alma”. Estudios han demostrado que acumula más fluoruro que cualquier otro órgano, quedando rígida y disfuncional.
Una pineal atrofiada no solo impide dormir bien. Impide ver. Impide intuir. Impide rebelarse.
Una humanidad con la pineal calcificada es una humanidad anestesiada.
🌐 Guerra híbrida y biopolítica global
La guerra psicoquímica del fluoruro es apenas una pieza en una maquinaria mayor. Estamos en medio de una guerra híbrida, donde el cuerpo, la mente y la espiritualidad son campos de batalla. Como anticipó Michel Foucault, el poder moderno ya no solo castiga: ahora administra cuerpos, regula vidas, gestiona enfermedades y moldea comportamientos.
Un documento de circulación restringida, conocido como Armas silenciosas para guerras tranquilas, sugería ya a mediados del siglo XX que el control de las poblaciones se realizaría mediante estrategias económicas, tecnológicas y médicas, utilizando la ingeniería social como instrumento de dominación. Más allá de su origen incierto, sus tesis resuenan con inquietante actualidad.
Esta guerra opera con múltiples armas invisibles:
☓️ Glifosato
El herbicida más usado en el mundo, fabricado por Monsanto, clasificado como “probablemente cancerígeno”. Está presente en aguas, suelos, alimentos y organismos. Es disruptor endocrino, genotóxico y neuroinflamatorio.
📱 Antenas 5G
Tecnología impuesta sin debate ni consenso científico. Estudios independientes alertan sobre estrés oxidativo, trastornos neurológicos y alteración celular. La “conectividad total” se ha convertido en una nueva forma de control electromagnético ambiental.
💉 Vacunas experimentales
La pandemia del COVID-19 marcó el inicio de una era de inoculación obligatoria mediante tecnologías biomédicas experimentales, cuyas plataformas de modificación genética no fueron sometidas a ensayos a largo plazo. Las voces que advirtieron sobre sus riesgos potenciales —incluyendo la presencia de elementos controversiales como estructuras compatibles con óxido de grafeno— fueron censuradas o ridiculizadas. Se impuso una narrativa única, blindada frente al disenso, donde la ciencia dejó de ser un espacio de debate para convertirse en instrumento de obediencia.
📜 El Tratado Pandémico: golpe a la soberanía sanitaria
En paralelo, la OMS —organización financiada mayoritariamente por la Fundación Gates y grandes farmacéuticas— ha promovido el nuevo Reglamento Sanitario Internacional y el Tratado Pandémico. Ambos documentos, firmados en 2024 por muchos países, otorgan a la OMS facultades para imponer políticas sanitarias obligatorias por sobre las constituciones nacionales.
Esto incluye:
- Declarar pandemias sin control democrático.
- Imponer confinamientos, pasaportes sanitarios y tratamientos.
- Censurar información médica disidente.
Es el nacimiento de una dictadura sanitaria global, encubierta bajo el discurso del bien común.
💊 Medicina prohibida: lo que no se puede patentar, se elimina
El enemigo de la industria no es la enfermedad: es la cura que no genera dividendos. Por eso toda medicina eficaz y accesible es rápidamente perseguida:
- Dióxido de cloro: promovido por el bioquímico Andreas Kalcker y utilizado en diversos contextos terapéuticos con reportes de eficacia frente a enfermedades infecciosas e incluso algunos cuadros neoplásicos, pese a su persistente marginación por parte del estamento médico oficial.
- Ozonoterapia: empleada en clínicas europeas con resultados positivos en infecciones, inflamaciones y regeneración celular.
- Azul de metileno: antioxidante, neuroprotector y potenciador cognitivo.
- Sales coloidales de plata y oro: antimicrobianos milenarios, despreciados por la medicina moderna.
Incluso Kary Mullis, Nobel de Química e inventor del test PCR, denunció que su técnica era mal utilizada como prueba diagnóstica, y criticó la manipulación política de la ciencia. Murió misteriosamente en 2019, justo antes del inicio de la pandemia.
🛡️ Desintoxicación y despertar: el inicio de la insubordinación
Este no es solo un problema de salud pública. Es un problema civilizatorio. Porque quien controla el cuerpo, controla la mente. Y quien controla la mente, controla la voluntad.
La soberanía política empieza en la biología.
El despertar espiritual comienza con la glándula pineal limpia.
La liberación cultural exige recuperar la medicina, la alimentación y la conciencia.
🔥 Conclusión: la guerra es contra tu alma, pero la defensa empieza en tu cuerpo
El fluoruro no es solo un compuesto: es un símbolo.
Un símbolo del sometimiento silencioso.
Un símbolo del olvido programado.
Un símbolo del alma encarcelada en nombre de la ciencia oficial.
Por eso desintoxicarse es un acto político.
Y recordar que somos soberanos incluso sobre nuestras células… es un acto revolucionario.
✊ Epílogo práctico: Decálogo por la Soberanía Sanitaria
- Rechaza el agua fluorizada y elige fuentes naturales.
- Usa pastas sin fluoruro ni triclosán.
- Exige libertad terapéutica para todas las medicinas.
- Cuestiona el relato único de la industria farmacéutica.
- Infórmate sobre terapias integrativas y ancestrales.
- Denuncia el Tratado Pandémico y la OMS como poder supranacional.
- Exige estudios independientes sobre 5G, glifosato y vacunas.
- Apoya a médicos valientes como Kary Mullis y Andreas Kalcker.
- Enseña a otros que la salud es soberanía.
- Despierta tu conciencia: la guerra empieza en tu cuerpo, pero se gana en tu alma.




